Entrenamiento: El espíritu del Iryoninjutsu
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Entrenamiento: El espíritu del Iryoninjutsu
- Técnica a entrenar:
Fuin Shihai no Jutsu
Controlar
Rango: Jounin
Tipo: Ninjutsu
Efecto: El usuario crea una marca en una parte del cuerpo, interior de otro sujeto para poder manipularle el chakra.
Descripción:
Este jutsu solo sirve si el usuario puede detectar bien los puntos de chakra (solo Hyugas pueden realizar la técnica) en combinación con la especialidad medica, el usuario coloca una marca en el interior de otro usuario, para esto tiene que realizarse mediante una abertura en el cuerpo del oponente, ya sean heridas, cortes etc. por lo que la marca no sera visible ya que queda en el interior.
Esta marca provoca que el usuario pueda cortar los flujos de chakra, sellándolos en el interior de la marca con forma de estrella, el usuario para poner este sello tendrá que dar seis golpes en la zona seleccionada.
Desventaja (opcional):
—El jutsu causa un gran dolor en la parte marcada.
—El gasto de chakra de este jutsu es de un 30% por lo cual es un jutsu avanzado en las habilidades de clan y especialidad del usuario.
—Se puede utilizar las veces que el usuario pueda, sin embargo a medida que mas sellos se pongan, en el brazo derecho del usuario irán apareciendo marcas de color rojo.
Tobami- Raikage
-
Edad PJ : 20
Informacion Ninja
:
(600/600)
:
(73/73)
Re: Entrenamiento: El espíritu del Iryoninjutsu
Un espíritu dijo una vez que aquellos que tuvieran las habilidades de curación, serian los guerreros más poderosos de toda la tierra. Tobami miraba su rostro en un espejo, observaba como este se iba deformando con el tiempo, se veía como un monstruo espeluznante que solo dañaba el alma y no era capaz de poder sanar las heridas de nadie.
―Solo consigo dañar, no puedo superarme nunca ¿en qué me estoy convirtiendo? ―Muchas veces ella sabía que sus acciones eran incorrectas, violentas hasta criminales y sabia que su alma no descansaría en paz una vez muerta, se miraba intrigada ¿acaso estaba cambiando? Pero de pronto sus pensamientos se llenaban de aquella maldad, aquella aura impura la manipulaba como si fuera una marioneta torpe incapaz de manejarse por sí misma.
Pronto, sus pensamientos le nublaron la vista, otra vez aquellos ataque atacaban su interior, llevo rápidamente sus manos al rostro y pudo sentir como aquel dolor de cabeza infernal volvía a hacerse notar, frunció el ceño y se sentó en su cama apretando con determinación su cien con las palmas de sus manos, cerró los ojos y mordió sus dientes entre sí, creando un ruidillo molesto el cual seco cuando el dolor paro. Quería que otros sufrieran el mismo dolor, quería que nadie fuera capaz de traicionarle como la primera vez ¿todos serán traidores? La misma pregunta de todos los años, días, horas corría por su mente consecutivamente, miro la puerta de su habitación con poca luz y trago saliva dejando salir un suave suspiro.
―Todos van a traicionarme, es cierto Insane, todos me traicionaran tengo que pararlos antes de que sea tarde! Ya han querido hacerlo, alguien me engaña… oh por dios, toda esta villa me está manipulando, detenlos!! Detenlos!! ―Cayó de rodillas al piso, agarrándose la nuca y bajando la cabeza hasta dejarla sobre sus piernas sacudiendo su cuerpo de lado a lado de manera repetitiva.
―Todos te mentirán siempre, debes manipularlos, contrólalos, haz que sus vidas pasen sobre ti, tienes que dominar todo, este mundo te pertenece tu eres vuestro dios. ―El cuerpo de la pelinegra comenzaba a temblar de frio, sus dientes chocaban entre si y se le erizaba la piel, aquella piel pálida ahora era totalmente erizada por una gama de pequeños cabellos castaños. ―¡¿Cómo?! Como hago eso Insane…―La azabache miro el techo de la habitación, entre sus delgados dedos y se le ocurrió una gran idea, una idea que avanzaría todo lo que había esperado, la medicina ya no sería nada, el sellado tampoco, esa idea sería capaz de cualquier cosa.
Sus manos cayeron hacia sus costados y una sonrisa se dibujo en su pálido rostro, observo la mesa de notas y pronto estaba escribiendo en su libreta apuntes acerca de lo que había pensado, recorriendo así mismo las hojas vio las notas de Sunagakure y se acordó de aquel sujeto extraño, quien era el Kazekage. Aquello no era tan importante, por lo que siguió escribiendo lo que escribía hasta el punto de terminar.
Fue una combinación de sus habilidades Hyuga y aquellas habilidades medicas, combinadas con su sabiduría y experiencia, junto sus manos de forma suave, golpeando las palmas y una especie de chakra morado comenzó a fluir de estas, tras eso, la kunoichi con rápidos movimientos en sus dedos índice, marco seis puntos en su escritorio creando la silueta de una estrella, cual se fue dibujando de color purpura sobre el escritorio, pero consecutivamente de eso se desvanecían en el aire. ―No funcionara sino en un ser humano, ya sea como pondré esto en práctica. ―Después de sus palabras, se había puesto de pie, se coloco su chaqueta y salió de la habitación en busca de completar su objetivo.
Camino varias horas hasta llegar a la capital del país del rayo, estaba encapuchada por una capa negra que no permitía ni que se viera su rostro, una silueta delgada caminaba lento por las calles oscuras de la ciudad en busca de su objetivo. Encontró a un joven shinobi de una villa extranjera, pidiendo dinero para un viaje y pues era su oportunidad. ―Buenas noches, yo puedo ayudarte si me ayudas en algo, a cambio de tu dinero, te daré suficiente como para el viaje completo. ―Sonrió la kunoichi quien por la poca luz era difícil de distinguir.
―¿De veras? perfecto ¿que tengo que hacer? ―Pregunto el joven pelirrojo observando e intentando descifrar el rostro de aquella dama de negro. Tobami había alquilado un hostal en aquella ciudad en la capital, miro al joven y suspiro. ―De acuerdo, acompáñeme por favor. ―El muchacho asintió y tras eso siguió los pasos de la azabache, quien caminaba por debajo de la escasa luz de las calles, en dirección al hostal, cuando ambos llegan a este entran por la puerta principal y la chica vuelve a hablar. ―Es un trabajo fácil, sinceramente solo necesito que me ayudes en una pequeña cosilla. ―Ella le entro una cálida sonrisa, así mismo su interior maquiavelico maquinaba fuertes ideas de asesinar y completar su objetivo.
Ambos entran en el edificio y se dirigen a la habitación que la medica había alquilado, allí cuando el joven entra puede observar una serie de instrumentos sobre una mesa cubierta por una manta blanca. ― Recuéstate― Sonrió y el chico petrificado quiso retroceder y huir pero lamentablemente ya era demasiado tarde. ―Te pagare el doble, si es que sobrevives. ―Le medica se abalanzo sobre el muchacho y golpeo varios puntos cardinales del mismo, el cuerpo del chico se debilito y este callo al suelo, pronto la kunoichi lo subió a mesa e inicio una operación que resultaría fatal.
Abrió parte de la espalda del chico, y realizo la técnica que horas atrás se le había ocurrido, la técnica funciono pero la operación fue un fracaso, el joven semi muerto quedo tirado en la habitación y después de haber acomodado todo en orden para salir de la ciudad, la chica le dejo entre las piernas una bolsita con dinero, aquel joven claramente había sido machacado completamente físicamente y ni ojos poseía ya, pero aun respiraba, después de la ultima ojeada la azabache salio del lugar sin dejar rastro alguno.
―Solo consigo dañar, no puedo superarme nunca ¿en qué me estoy convirtiendo? ―Muchas veces ella sabía que sus acciones eran incorrectas, violentas hasta criminales y sabia que su alma no descansaría en paz una vez muerta, se miraba intrigada ¿acaso estaba cambiando? Pero de pronto sus pensamientos se llenaban de aquella maldad, aquella aura impura la manipulaba como si fuera una marioneta torpe incapaz de manejarse por sí misma.
Pronto, sus pensamientos le nublaron la vista, otra vez aquellos ataque atacaban su interior, llevo rápidamente sus manos al rostro y pudo sentir como aquel dolor de cabeza infernal volvía a hacerse notar, frunció el ceño y se sentó en su cama apretando con determinación su cien con las palmas de sus manos, cerró los ojos y mordió sus dientes entre sí, creando un ruidillo molesto el cual seco cuando el dolor paro. Quería que otros sufrieran el mismo dolor, quería que nadie fuera capaz de traicionarle como la primera vez ¿todos serán traidores? La misma pregunta de todos los años, días, horas corría por su mente consecutivamente, miro la puerta de su habitación con poca luz y trago saliva dejando salir un suave suspiro.
―Todos van a traicionarme, es cierto Insane, todos me traicionaran tengo que pararlos antes de que sea tarde! Ya han querido hacerlo, alguien me engaña… oh por dios, toda esta villa me está manipulando, detenlos!! Detenlos!! ―Cayó de rodillas al piso, agarrándose la nuca y bajando la cabeza hasta dejarla sobre sus piernas sacudiendo su cuerpo de lado a lado de manera repetitiva.
―Todos te mentirán siempre, debes manipularlos, contrólalos, haz que sus vidas pasen sobre ti, tienes que dominar todo, este mundo te pertenece tu eres vuestro dios. ―El cuerpo de la pelinegra comenzaba a temblar de frio, sus dientes chocaban entre si y se le erizaba la piel, aquella piel pálida ahora era totalmente erizada por una gama de pequeños cabellos castaños. ―¡¿Cómo?! Como hago eso Insane…―La azabache miro el techo de la habitación, entre sus delgados dedos y se le ocurrió una gran idea, una idea que avanzaría todo lo que había esperado, la medicina ya no sería nada, el sellado tampoco, esa idea sería capaz de cualquier cosa.
Sus manos cayeron hacia sus costados y una sonrisa se dibujo en su pálido rostro, observo la mesa de notas y pronto estaba escribiendo en su libreta apuntes acerca de lo que había pensado, recorriendo así mismo las hojas vio las notas de Sunagakure y se acordó de aquel sujeto extraño, quien era el Kazekage. Aquello no era tan importante, por lo que siguió escribiendo lo que escribía hasta el punto de terminar.
Fue una combinación de sus habilidades Hyuga y aquellas habilidades medicas, combinadas con su sabiduría y experiencia, junto sus manos de forma suave, golpeando las palmas y una especie de chakra morado comenzó a fluir de estas, tras eso, la kunoichi con rápidos movimientos en sus dedos índice, marco seis puntos en su escritorio creando la silueta de una estrella, cual se fue dibujando de color purpura sobre el escritorio, pero consecutivamente de eso se desvanecían en el aire. ―No funcionara sino en un ser humano, ya sea como pondré esto en práctica. ―Después de sus palabras, se había puesto de pie, se coloco su chaqueta y salió de la habitación en busca de completar su objetivo.
Camino varias horas hasta llegar a la capital del país del rayo, estaba encapuchada por una capa negra que no permitía ni que se viera su rostro, una silueta delgada caminaba lento por las calles oscuras de la ciudad en busca de su objetivo. Encontró a un joven shinobi de una villa extranjera, pidiendo dinero para un viaje y pues era su oportunidad. ―Buenas noches, yo puedo ayudarte si me ayudas en algo, a cambio de tu dinero, te daré suficiente como para el viaje completo. ―Sonrió la kunoichi quien por la poca luz era difícil de distinguir.
―¿De veras? perfecto ¿que tengo que hacer? ―Pregunto el joven pelirrojo observando e intentando descifrar el rostro de aquella dama de negro. Tobami había alquilado un hostal en aquella ciudad en la capital, miro al joven y suspiro. ―De acuerdo, acompáñeme por favor. ―El muchacho asintió y tras eso siguió los pasos de la azabache, quien caminaba por debajo de la escasa luz de las calles, en dirección al hostal, cuando ambos llegan a este entran por la puerta principal y la chica vuelve a hablar. ―Es un trabajo fácil, sinceramente solo necesito que me ayudes en una pequeña cosilla. ―Ella le entro una cálida sonrisa, así mismo su interior maquiavelico maquinaba fuertes ideas de asesinar y completar su objetivo.
Ambos entran en el edificio y se dirigen a la habitación que la medica había alquilado, allí cuando el joven entra puede observar una serie de instrumentos sobre una mesa cubierta por una manta blanca. ― Recuéstate― Sonrió y el chico petrificado quiso retroceder y huir pero lamentablemente ya era demasiado tarde. ―Te pagare el doble, si es que sobrevives. ―Le medica se abalanzo sobre el muchacho y golpeo varios puntos cardinales del mismo, el cuerpo del chico se debilito y este callo al suelo, pronto la kunoichi lo subió a mesa e inicio una operación que resultaría fatal.
Abrió parte de la espalda del chico, y realizo la técnica que horas atrás se le había ocurrido, la técnica funciono pero la operación fue un fracaso, el joven semi muerto quedo tirado en la habitación y después de haber acomodado todo en orden para salir de la ciudad, la chica le dejo entre las piernas una bolsita con dinero, aquel joven claramente había sido machacado completamente físicamente y ni ojos poseía ya, pero aun respiraba, después de la ultima ojeada la azabache salio del lugar sin dejar rastro alguno.
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