Día de entrenamiento

por **Shizuo** Vie Feb 15, 2013 2:15 pm

Técnicas a entrenar:

Mizukage. Aquella palabra había sonado en mi vida desde que era un niño. Ciertamente, soñaba con serlo algún día... y aquel día había llegado hacía bien poco. No me esperaba algo tan fuerte como aquello, aunque muchos me lo llevaban diciendo tiempo atrás. Para nada me esperaba cargar con una responsabilidad sin igual como aquella, y sin embargo me encantaba ser el responsable de proteger a gente tan importante como la que vivía en Kirigakure.

¿Tenía poder? eso me decían. Poder ninja, poder político, pero el poder que más me importaba ahora mismo era el de poder traer la paz a un lugar en el que casi se desconocía. Lo intentaría todo lo que pudiera, siempre con gente detrás ayudando, por supuesto, pero para ello debería arreglar algunos asuntos... de guerra, antes que nada. "Si quieres la paz, prepárate para la guerra" dijo nosequién, y aunque me costara hacer algo así, aquella frase tenía toda la razón del mundo, y la misión en la que aquel día me encontraba era sin duda bélica. Mi objetivo era acabar con una especie de organización que se retraía en el País de los Campos de Arroz. Odiaba hacer algo así, pero los indicios de querer atacar Kiri eran claros, y no iba a permitir jamás de los jamases que nadie (y menos poderoso) pudiera hacer daño a cualquier niño que pisara mi aldea.

por **Shizuo** Lun Feb 18, 2013 12:16 am

El camino a aquel pequeñísimo país fue bastante largo. Seis días sin parar de caminar/correr entre bosque y musgo, hasta que finalmente llegué al lugar deseado. Bajo unos campos muy tranquilos a simple vista, se encontraba unos pasadizos subterráneos que llevaban hasta el lugar de reunión de aquellos inmundos tipejos. Gracias al escuadrón de espionaje de Kirigakure, sabía a la perfección la localización de la entrada al lugar y tenía un plano más o menos coherente de cómo estaba formado aquel lugar.

Tras buscar, encontré la entrada. Sobrevolaba con Kyotaka el lugar, pero en cuanto encontré las coordenadas exactas descendí de esta volando gracias a la técnica de mi clan. Activé el Mishingan acto seguido. El chakra más cercano se encontraba a doscientos metros... subterráneos. No había nadie cerca, por lo que me acerqué a la augusta entrada, encontrada entre matojos y arrozales diversos. Tras ver el lugar con parsimonia, decidí descender las escaleras tan mal cuidadas de aquel sitio. Según mis datos debería acabar con más de 20 ninjas entre Chunnin y Jounnin... esperaba poder hacerlo. Había decidido no incumbir a nadie más de la aldea, para protegerles y ponerme a prueba. ¿Conseguiría mi objetivo sin problemas?

por **Shizuo** Lun Feb 18, 2013 12:29 am

Tras descender las escaleras observé que todo estaba a oscuras. Eso hubiera sido un problema si no tuviera mi Mishingan, pero gracias a este pude caminar siguiendo los impulsos de chakra y palpando para no chocarme con nada en absoluto. Una opción hubiera sido producir luz gracias a alguna técnica Raiton, obviamente, pero esto hubiera supuesto llamar la atención... y eso era algo que debía evitar a toda costa. Camuflé mis pasos para que no se escucharan en aquellos inmensos pasillos, aunque los chakras que distinguía se cercioraban aún a mucha distancia.

Estaban a más de 300 metros. Eran 20, por lo que pude contar .Exactamente la proximidad que me habían estipulado. Recé para que de aquellos veinte ninguno fuera rango mayor a Jounnin... aunque cualquier cosa era de esperar en un sitio así. Decidí invocar a Tobimaru, con la capacidad de hacerse invisible, para que me explicase aproximadamente la situación del lugar. Así lo hice, y tras esperar a que volviera, el ave me dijo que aquellos tipos se encontraban reunidos en una gigantesca mesa redonda. Todos ellos hablaban y discutían sin cesar sobre unas cosas u otras. Había escuchado el nombre de Kirigakure Tobimaru, pero según dijo no era el tema principal. Poco importaba aquello. Debía acabar con ellos y ahora podía aprovechar el factor sorpresa, lo tenía todo de cara. Comencé a caminar sigilosamente por el lugar, pero luego me di cuenta que si levitaba haría menos ruido, además de poder esquivar con mayor pretensión si había algún bache en el terreno o cualquier saliente extraño. Así lo hice entonces, me impulsé levitando gracias al viento helado que me rodeaba hasta el lugar. Hacía sellos mientras volaba, pues quería estar preparado para lo que pudiera ocurrir.

por **Shizuo** Lun Feb 18, 2013 12:37 am

Tras un vuelo obviamente sin problemas... llegué a menos de 20 metros de la puerta principal. No me hacía falta el Mishingan para ver que la puerta estaba entreabierta. Era un portón de madera vieja que dejaba haces de luz filtrados a través de esta. Tragué saliva... gracias a mi genjutsu podía observar el chakra y, por tanto, las posiciones de todos los enemigos en lo que sería ya "el terreno de batalla", pero aún así no me fiaba un pelo. Tras decidirme, toqué el suelo con la mano y todo este fue convirtiéndose rápidamente en hielo, sin producir ningún tipo de ruido. No escuché que se quejaran, seguramente no se habrían dado ni cuenta.

Una vez lo hice sabía que debía atacar de lejos, por lo que aproveché el suelo para lanzar mis jutsus por él. Tras haber ensayado muchísimo aquello, el Odoroki como ahora le llamaba, consistía en llenar el suelo de hielo para poder filtrar por este cualquier jutsu. De esta manera sólo tenía que enviar la técnica hacia el suelo para que saliera en cualquier lugar del terreno que yo quisiera. Estaba orgulloso de mi "invento", pues aunque no conocía ningún usuario Hyoton más, imaginé que a ninguno se les había ocurrido algo así. Finalmente, tenía otra técnica preparada para utilizar. Tras un entrenamiento arduo en el país de los halcones tras mi nombramiento como Mizukage, había aprendido a lanzar cientos de plumas afiladas y muy cortantes que, en caso de tener el factor sorpresa como en aquella ocasión, podrían degollar sin problemas a los enemigos. De esa manera, tras decidirme en llevar a cabo mi ataque, trasferí las Plumas Perforadoras a través del Odoroki con la intención de acabar con el mayor número de enemigos posible.

por **Shizuo** Lun Feb 18, 2013 12:59 am

La técnica surgió, y con ella observé como 10 chakras desaparecieron de repente. 10 bajas de 20. Bien. Además, las otras parpadearon indicándome así que habían sido heridas. Decidí entrar entonces en la sala. La sangre se veía a borbotones y algunos pedían auxilio. Sin embargo, uno de ellos me vio entrar y sin dudarlo un instante vino hacia mi a toda velocidad para golpearme con una katana que desenfundó en el camino. Antes de que lo hiciera decidí aprovechar para utilizar otra de las técnicas que había aprendido en mi entrenamiento con los halcones.

De esa forma, convertí mi brazo derecho en un pico gigante de pájaro (y de los que pican). Este comenzó a dar vueltas sobre sí mismo como si de un taladro se tratara, y en cuanto me intentó clavar la katana, la partí gracias a mi Brazo Taladro para finalmente atravesar su tórax por completo, matándolo y salpicándome completamente de sangre. Por mi espalda, sin embargo, otro ataque venía. Gracias a mi Mishingan pude prevenirlo sin problemas, y cuando me giré pude ver como aquel nunchaku me intentaba golpear en la cabeza. Conseguí partirlo con mi brazo taladro al igual que hice con la katana, y finalmente agujereé el cuello de aquel tipo, lo que hizo que su cabeza cayera al lado. Todo era demasiado sangriento, pero por desgracia para llegar a la paz había que pasar por la guerra. Me había cargado a dos de diez que quedaban vivos... ¿cómo actuarían los otros ocho?

por **Shizuo** Lun Feb 18, 2013 1:08 am

Observé como tres de los ocho que quedaban en pie se dirigían a toda prisa hacia el portón. Querían huir, marchar cuanto antes... cobardes. En cuanto lo intentaron, volví mi brazo normal y corriente y lancé un par de rayos a mis enemigos. Estos les paralizaron sin más, lo que aproveché para lanzarle dos simples kunais contra sus cuellos... matándoles sin más. Ya sólo quedaban cinco. Dos de ellos continuaban sentados, por lo que lancé hacia el suelo de hielo unas ráfagas gigantescas de aire que aparecieron justo debajo de sus asientos, volatilizándoles y haciéndoles chocar contra el tejado, aplastando sus huecas cabezas. Pero los otros dos eran los difíciles de paliar.

Observé como uno me hacía un jutsu Katon a gran distancia, y mientras, otro por la derecha me hacía uno Raiton. No podía esquivar a ambos, puesto que si esquivaba a uno el otro me daría. Pensé rápido y finalmente creé rápidamente un cristal de hielo a mi lado... este consiguió absorber el ataque katon mientras yo esquivaba el raiton. Había servido de mucho mi entrenamiento, pues esta técnica la había estado ensayando. Un cristal cualquiera formado por hielo sería capaz de absorber los ataques de mis enemigos. Así lo hizo y así aproveché para aprovechar el factor sorpresa y crear un gigantesco dragón de rayo que, gracias al suelo de hielo, primero acabó con uno y luego con el otro. Todos muertos, marcaba mi Mishingan. Así, salí del lugar con total tranquilidad para luego marcharme a casa... mi misión allí había terminado.

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