Entrenamiento: Velocidad de dioses

En la inmensidad de la oscuridad, muchas almas podrían perderse como en un laberinto cuya salida desaparece por arte de magia. Era tan tarde y estaba tan perdida en sus recovecos mentales que había perdido la dirección de su hogar actual, caminaba sin rumbo alguno vestida de las ropas más simples que podían existir, la brisa movía sus ropajes como si fuera un fantasma en plan acto de rebeldía. Un sonido escalofriante, proveniente de su respiración se reproducía en sus oídos, y sentía como el frio empezaba a entrar dentro de sus huesos, era imposible que aquella sensación fuera real puesto que la época no era la más fría que podía existir.
Tobami titilaba, titilaba de frio mientras caminaba por entre enormes arboles, llegando casi a la parte más alejada de la aldea, detrás y a la distancia se podían ver las cosas ¿Qué hacía allí? Su mente le reflejaba un recuerdo, un camino el cual la obligaba a avanzar, escapaba de cosas que no eran reales ¿monstruos quizá? No, era peor aun que eso, su misma personalidad era lo que le aterrorizaba, pero encerrada en una laguna mental, muy dentro una joven gritaba, pedía a gritos socorro, un socorro que jamás llegaría.

Llego a un punto, una colina, en la parte más baja de la misma se podía ver como las olas chocaban con intenciones de mover dicha altiplanicie, la azabache miraba hacia abajo con el escaso brillo de sus ojos, negros como el cielo en su punto más fuerte, el agua se reflejaba en aquellas negras pupilas que parecían un espejo, sonrió de lado y aquella maquiavélica sonrisa, le daba miedo hasta al mismo Lucifer. Día a día reflejaba mas maldad, su mente enfermiza parecía estar empeorando cada vez mas sin remedio alguno, ni ella misma podía encontrar la cura para aquella mentalidad tan, horrible.
Estaba allí por una razón, había tenido una idea mientras dormía, despertó con la sensación de hacer algo que tenía en mente hacia bastante tiempo ¿una nueva expectativa? Después de a ver recorrido a pie de letra muchos libros, una nueva idea se había aparecido en su tan ingeniosa cabeza, no había conseguido poder aprender varias técnicas que le dieran un toque de velocidad a sus movimientos por lo cual, tuvo la idea de crear un movimiento que le diera obviamente, aquello que deseaba.
Tenía pensado mezclar varias de sus habilidades ninja para conseguirlo, sin embargo para hacer aquello ella tuvo que alejarse lo más que podía de Kumogakure, nadie debía conocer sus verdaderas habilidades, inclusive tiempo atrás había eliminado su historial ninja, para que eso no se supiera.

Flash Black

El día para ella había iniciado lo más seguro que podía ser, hacia poco se había establecido el escuadrón anbu sobre la villa y ahora, todo era más calmo que de normal. Aun no amanecía, claramente la Raikage de largos cabellos negros y pálida y escalofriante apariencia, había iniciado su día como acostumbraba, a las 04:00 am. Todavía la asistente de la kunoichi no había aparecido, traía una taza de café en su mano y subía entre la oscuridad de la madrugada, sin haber encendido siquiera una sola luz, por las escaleras caracol que llevaban a la oficina más importante, su despacho. Tobami, como acostumbraba era muy silenciosa y cada cosa que hacia la hacía por una razón en especial.
Cuando por fin estaba en su despacho, solo encendió una pequeña lámpara que iluminaba la habitación, pero aun esta luz era escasa por lo que la luminosidad no era tan clara como lo era normalmente. ―donde estará…―Se acerco a una de las bibliotecas de su despacho, y entre todos los expedientes busco uno, el suyo. Le miro atentamente, leyó cada una de las páginas, su historia estaba incompleta, sin embargo tomo todo el expediente, que se encontraba en una carpeta prolijamente guardado, y lo tiro dentro de la chimenea del lugar. ―a nadie ha de importarle esto, como si necesitáramos estos papeles ocupando espacio. ―Una sonrisa un tanto maquiavélica apareció en su rostro y tiro un cerillo a la chimenea.

Fin flash black.

Después de haber recordado lo que había pasado con su pergamino, la chica levanto su rostro hacia el cielo y cerró los ojos por simple reflejo, el sonido del agua aun se sentía en sus oídos, miro sus manos y vio estas tan blancas y débiles ―soy escoria. ―Recalco insultándose a sí misma, pronto el alrededor de la kunoichi empezó a desprender vapor, miraba y podía sentir como el calor empezaba a subir por sus extremidades, era placentero, dejo caer su cabeza hacia atrás un momento y el humo empezaba a rodearle completamente, subía como si fuera un geiser desde la parte baja de la colina, desde donde estaba el agua y llegaba hasta su alrededor rodeándole completamente.
El cuerpo de Tobami, parecía estar aliado con aquel elemento, no miraba nada, continuaba con aquella expresión de falta de interés y los ojos cerrados, concentrando su chakra de una manera tan perfecta que parecía poco creíble. Fueron pocos minutos en los cuales aquello duro, pronto el cuerpo de la médica estaba en otra zona del campo, y había una especie de fantasma en el lugar en que ella había estado, este duro segundos y desapareció, se movía como si fuera una luz, pero solo se deslizaba desapareciendo mediante el vapor. Ya nadie sabría de sus habilidades, sería una incógnita en un mar de preguntas, nadie conocería su pasado ni quien era ella realmente, curioso, pues parecía que nadie sabía de su existencia.