Las Artes Ilusorias [Zess]
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Las Artes Ilusorias [Zess]
País del Viento. El caminar era difícil en aquel gigantesco océano de arena…. Pues por donde quiera que se dirigiera la vista aquel valle no estaba adornado con absolutamente nada más que la sustancia amarillenta. No se veía, en kilómetros, el más mínimo rastro de habitación de seres vivientes, pues ni siquiera plantas se podían apreciar. El Sayatoro estaba allí desde hacía ya varias horas, y a cada paso que deba su cuerpo se hacía más pesado; y por naturaleza lo era. No tardo mucho para que el cansancio lo invadiera. Y es que el sol, ubicado en la cumbre más alta del cielo, tan grande y redondo como un inmensa luz ubicada a tan solo metros de distancia, hacía que su cansancio aumentara con más rapidez. El cuerpo humano se deshidrata mucho en estas condiciones, y si no se tiene fortaleza mental, y el cansancio es extremo, las alucinaciones a manera de espejismo no tardan en aparecer. Afortunadamente había varias cosas que Zess tenía a su favor. La primera de ellas era natural, pues se había criado en un ambiente muy similar… de hecho, el sayatoro era de origen cercano, había nacido en los límites del país del viento y el país del fuego, y su crianza se hizo más en el primero que en el segundo. Cualquiera podía deducir aquello con facilidad con solo verlo vestir, pues el Uchiha carecía de prenda que cubriera su torso. La segunda cosa a su favor era precisamente ello, que sus ropas posiblemente eran las adecuadas, cuidándose incluso de la arena con unas largas botas. La tercera, última y más importante…. El Sayatoro era inteligente; sabía muy bien cómo enfrentar el clima, el cansancio, la deshidratación y la amenaza mental a la que estaba expuesto.
Caminaba con paso lento y tranquilo, con la mitad de su cantimplora llena, algunas gotas de sudor descendiendo por sus mejillas y un viejo y largo pergamino en su mano derecha. Había pasado en vela la noche anterior leyendo aquel pedazo de papel que solo le habían presentado más dudas de las que tenía antes de obtenerlo. Era un pergamino educativo, aquel que usan los padres shinobis para enseñar a sus hijos los conocimientos básicos de un “ninja”, para que de esa forma empezara su entrenamiento. Zess tenía la gran desventaja de no conocer muchas cosas acerca del mundo shinobi hasta que se liberó de su tribu natal y empezó la vida como ninja. A partir de entonces, empezó a estudiar todas las cosas que tuvieran que ver con aquellas personas dotadas de tan grandes capacidades; el pergamino que tenía en la mano era fiel muestra de ello. Gracias a él había aprendido -y de memoria- lo que era el chakra, la manera de usarlo y en menor medida, bajo qué circunstancias, hallando el preciso momento. Lo había adquirido hace más de seis meses y nunca se cansaba de leerlo…. Incluso me atrevería a decir que se lo sabía de memoria. Completo. Pero la razón por la que continuaba leyéndolo ciertamente la desconozco. Durante esos meses se había dedicado al entrenamiento de aquel poder que lo acompañaba desde nacido y que había mantenido oculto sin que el tan solo lo supiera.
Dentro de la tribu Sayatoro, origen de Zess, se conocía a la energía espiritual como “Ki”, y su uso no era muy diferente al que los ninjas conocen como chakra. Salvo que la forma en la que los shinobis y kunoichis lo manipulan de tan diferentes formas era ciertamente desconocida para Zess. Eso, hasta que aprendió a cómo usar su Ki o Chakra de forma eficaz e igual a la de un ninja. Aquel no era el único pergamino que poseía, ya casi era coleccionista de toda una variedad de aquellos viejos y empolvados papiros, la mayor parte ilustrativos sobre el Clan Uchiha. En el que el Sayatoro tenía especial atención; después de todo pertenecía a él. Había obtenido también uno en el que se ilustraba de manera eficiente la forma de usar la afinidad elemental tipo fuego, que también poseía el Sayatoro; y gracias a él había aprendido a usar algunas “técnicas” de tipo fuego. Lo más difícil para él no fue ejecutar los jutsus, pues con el control que le habían enseñado sobre el Ki, realmente fue lo más sencillo. Es increíble y tal vez absurdo, pero la prueba más difícil para Zess eran los sellos de manos; requeridos para hacer muchas de las técnicas ninja. No estaba acostumbrado a aquellas formaciones de manos y mucho menos de mover sus dedos con tanta rapidez y excelsitud. Pero la práctica hace al maestro, y Zess ya tenía bien dominada aquella característica ninja. Así las cosas, el sayatoro tenía gran parte de las características ninja bien dominadas. Sabia usar su ki (chakra) de forma igual a la de un ninja, ya tenía dominio sobre algunas técnicas de su elemento y tenía la información necesaria sobre su clan y lo que podía llegar a lograr gracias a sus habilidades de sangre. Zess era una persona que no descansaba hasta tener algo bien dominado…. Y la manipulación y control de su chakra, además del dominio de sus técnicas elementales ya las sabia, me atrevo a decir, mejor que nadie. Faltaban dos cosas de mucha importancia y en las que ahora pensaba el joven Sayatoro. Una, el sharingan… que aún no entebia bien como usarlo y dos, lo que se conocía como “Genjutsus”.
Caminaba con paso lento y tranquilo, con la mitad de su cantimplora llena, algunas gotas de sudor descendiendo por sus mejillas y un viejo y largo pergamino en su mano derecha. Había pasado en vela la noche anterior leyendo aquel pedazo de papel que solo le habían presentado más dudas de las que tenía antes de obtenerlo. Era un pergamino educativo, aquel que usan los padres shinobis para enseñar a sus hijos los conocimientos básicos de un “ninja”, para que de esa forma empezara su entrenamiento. Zess tenía la gran desventaja de no conocer muchas cosas acerca del mundo shinobi hasta que se liberó de su tribu natal y empezó la vida como ninja. A partir de entonces, empezó a estudiar todas las cosas que tuvieran que ver con aquellas personas dotadas de tan grandes capacidades; el pergamino que tenía en la mano era fiel muestra de ello. Gracias a él había aprendido -y de memoria- lo que era el chakra, la manera de usarlo y en menor medida, bajo qué circunstancias, hallando el preciso momento. Lo había adquirido hace más de seis meses y nunca se cansaba de leerlo…. Incluso me atrevería a decir que se lo sabía de memoria. Completo. Pero la razón por la que continuaba leyéndolo ciertamente la desconozco. Durante esos meses se había dedicado al entrenamiento de aquel poder que lo acompañaba desde nacido y que había mantenido oculto sin que el tan solo lo supiera.
Dentro de la tribu Sayatoro, origen de Zess, se conocía a la energía espiritual como “Ki”, y su uso no era muy diferente al que los ninjas conocen como chakra. Salvo que la forma en la que los shinobis y kunoichis lo manipulan de tan diferentes formas era ciertamente desconocida para Zess. Eso, hasta que aprendió a cómo usar su Ki o Chakra de forma eficaz e igual a la de un ninja. Aquel no era el único pergamino que poseía, ya casi era coleccionista de toda una variedad de aquellos viejos y empolvados papiros, la mayor parte ilustrativos sobre el Clan Uchiha. En el que el Sayatoro tenía especial atención; después de todo pertenecía a él. Había obtenido también uno en el que se ilustraba de manera eficiente la forma de usar la afinidad elemental tipo fuego, que también poseía el Sayatoro; y gracias a él había aprendido a usar algunas “técnicas” de tipo fuego. Lo más difícil para él no fue ejecutar los jutsus, pues con el control que le habían enseñado sobre el Ki, realmente fue lo más sencillo. Es increíble y tal vez absurdo, pero la prueba más difícil para Zess eran los sellos de manos; requeridos para hacer muchas de las técnicas ninja. No estaba acostumbrado a aquellas formaciones de manos y mucho menos de mover sus dedos con tanta rapidez y excelsitud. Pero la práctica hace al maestro, y Zess ya tenía bien dominada aquella característica ninja. Así las cosas, el sayatoro tenía gran parte de las características ninja bien dominadas. Sabia usar su ki (chakra) de forma igual a la de un ninja, ya tenía dominio sobre algunas técnicas de su elemento y tenía la información necesaria sobre su clan y lo que podía llegar a lograr gracias a sus habilidades de sangre. Zess era una persona que no descansaba hasta tener algo bien dominado…. Y la manipulación y control de su chakra, además del dominio de sus técnicas elementales ya las sabia, me atrevo a decir, mejor que nadie. Faltaban dos cosas de mucha importancia y en las que ahora pensaba el joven Sayatoro. Una, el sharingan… que aún no entebia bien como usarlo y dos, lo que se conocía como “Genjutsus”.
Zess- Jounnin
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Re: Las Artes Ilusorias [Zess]
El hecho de que Zess conociera tanto sobre el doujutsu que sabía poseía, y no saber cómo usar todo su potencial era algo que no lo dejaba pensar con claridad. Mientras sus pasos en aquel gigantesco mar de arena continuaban esperando llegar a un lugar poblado en donde pudiera pasar la noche. Dentro de sus numerosos estudios se encontraba desde luego, una descripción detallada de lo que era el doujutsu, como se usaba, que hacía, en que ayudaba e incluso como podía evolucionar. Sin embargo, costaba trabajo para el Sayatoro llegar a mostrarlo con facilidad; pues de hecho... solo recuerda haber podido usarlo bien una sola vez. Aquel momento en el que su vida no corrió tanto peligro antes y en donde creyó haber muerto a manos de un grupo de esos con el que se vio obligado a luchar durante varias horas. Fue en su “prueba de graduación” mientras aun militaba para la tribu Sayatoro, en un oscuro y temeroso bosque en el que tuvo que pasar encerrado y en busca de una salida diferente a la del suicidio o la muerte a manos de una de las amenazas que allí había. Al final del quinto mes, fue cuando el cansancio de su cuerpo llego a tal extremo que la desesperación se apodero de su muerte; y la locura empezó a invadirlo. Pero Zess nunca se dio por vencido, incluso cuando fue doblegado por aquel violento grupo de animales con los que sostuvo batalla. Allí fue en donde su sharingan se mostró en su rostro por primera vez…. Y no supo cómo, pero aquello le ayudo a sobrevivir. Pese al increíble sufrimiento que vivió en aquel infierno, Zess recuerda la activación de su Sharingan como lo mejor que le pudo pasar; era extraño sentirse tan bien con su nueva visión y a la vez tan extremamente mal por todo lo demás. Una vez activado, el Sayatoro podía ver absolutamente todo lo que su vista contemplara, y de una manera simplemente especial. Las cosas se movían más lento, podía observar cosas diminutas a largas distancias, e incluso creía podría predecir lo que sucedería, el movimiento que determinada cosa daría, y su cuerpo…. También, se vio beneficiado. El cansancio disminuyo considerablemente, su cuerpo pesaba menos y sus músculos parecían restablecerse. La sensación de tener activo el más famoso de los doujutsus fue lo mejor que Zess sintió alguna vez. Para él era frustrante saber que no lo podía volver a sentir por propia voluntad.
Habia estado buscando la forma de como activar el Sharingan voluntariamente, y en ninguno de los cientos de pergaminos leídos no encontró un solo dato de cómo hacerlo, sino simple información sobre el poderoso ojo. Sabía que el doujutsu ayudaba demasiado en la elaboración y ejecución del Arte ilusorio, y que también ayudaba al portador a unificar mente y cuerpo. Así que decidió apoyar su entrenamiento en aquellas dos premisas principales. Una, que su cuerpo estuviera tan agotado como podría estarse…. Y por ello haba decidido hacer el viaje hasta el país de la cascada, cruzando completamente el desierto del país del viento. Eran cientos de kilómetros, y el Sayatoro pretendía cruzarlo a pie y solo con una cantimplora de agua. Era su tercer día de viaje, caminaba 16 horas al día, dormía cinco y dedicaba otras tres a la lectura de sus pergaminos. Pergaminos que ya había leído pero que al parecer pretendía aprender de memoria. La segunda cosa sobre la cual apoyaría su entrenamiento seria pues, el arte de las ilusiones, la manipulación del elemento Yin o como los ninjas lo llamaban, “El Genjutsu”. Las artes ilusorias -según sus múltiples lecturas- requerían de una inteligencia superior, de pensamientos más rápidos y de la manipulación perfecta del chakra propio y de la mente del enemigo. A Zess le encantaba la idea de jugar con sus oponentes con solo el uso de su mente. Y con su cuerpo cansado, agotado, y extralimitado, intentaría apoderarse de la habilidad de ejecutar genjutsus. Eso, ayudaría de paso a que su doujutsu se viera de nuevo en su rostro. Entrenando cuerpo, mente y su habilidad sanguínea al mismo tiempo y con un solo propósito. Y el entrenamiento del Sayatoro empezaba cuando su cuerpo no pudiera más. Cuando ello obligara a la mente a desgastarse.
Aquello ocurrió, al cuarto día de viaje. Apenas creía que había cruzado poco más de la mitad del país del viento, y que faltaban por lo menos tres días más para cruzar el gran desierto, y ya su pesado cuerpo parecía no resistir dar un paso más. Observo a lo lejos, con dificultad pese al incesante sol, la suma aproximada de 6 aves de color blanco, rodeando en círculos con su aletear una zona lejana. Zess pudo saber con ello que las aves rodeaban algo en tierra, y su color hacía notar que no eran aves carroñeras, de esas que profanan cuerpos sin vida de seres vivientes con el solo propósito de saciar su hambre con su mal oliente carne; eran aves normales, así que probablemente había un campamento allí, plantas quizá, o una especie de oasis. Agua en donde podían refrescarse. El Sayatoro camino hasta allí sin ningún entusiasmo aparente, pues aunque su olfato le hacía saber que eso era tan real como el dolor que invadía todo su cuerpo. Y más aun así, se acercó sin entusiasmo y a pasos lentos y cansados…. Había visto algo similar varias veces antes, y todo había resultado en una seria de crueles espejismos. Hace tan solo horas había visto en frente de sus ojos una gran mesa de madera llena de comida, toda ella preparada como si fuese especialmente hecha para él; pues allí estaban sus platos favoritos. Y, luego de llegar y tomar el primer trozo de carne de ciervo, vio de lo realmente se trataba… una gran roca a medio enterrar en cuya base parecía vivir una especie de colonia de escorpiones. Pero luego de caminar los 6 metros necesarios para toparse con el lugar vio un oasis de no más de 6 metros de diámetro, en donde se refrescaban un total de 14 aves blancas. Lo contemplo, y se hacerlo tanto como para inclinarse en la orilla o tomar agua en sus manos, agua que utilizo para lavar su rostro. La primera prueba fue superada… no se trataba de otro cruel espejismo y al fin había hallado una lugar en donde pudiera refrescarse. Sonrió, se levantó, dio un paso a otras y un salto grande hacia adelante, lanzándose de esa forma al delicioso oasis. Fue entonces cuando recordó no haberse sentido tan bien desde que asesino a toda su familia.
Habia estado buscando la forma de como activar el Sharingan voluntariamente, y en ninguno de los cientos de pergaminos leídos no encontró un solo dato de cómo hacerlo, sino simple información sobre el poderoso ojo. Sabía que el doujutsu ayudaba demasiado en la elaboración y ejecución del Arte ilusorio, y que también ayudaba al portador a unificar mente y cuerpo. Así que decidió apoyar su entrenamiento en aquellas dos premisas principales. Una, que su cuerpo estuviera tan agotado como podría estarse…. Y por ello haba decidido hacer el viaje hasta el país de la cascada, cruzando completamente el desierto del país del viento. Eran cientos de kilómetros, y el Sayatoro pretendía cruzarlo a pie y solo con una cantimplora de agua. Era su tercer día de viaje, caminaba 16 horas al día, dormía cinco y dedicaba otras tres a la lectura de sus pergaminos. Pergaminos que ya había leído pero que al parecer pretendía aprender de memoria. La segunda cosa sobre la cual apoyaría su entrenamiento seria pues, el arte de las ilusiones, la manipulación del elemento Yin o como los ninjas lo llamaban, “El Genjutsu”. Las artes ilusorias -según sus múltiples lecturas- requerían de una inteligencia superior, de pensamientos más rápidos y de la manipulación perfecta del chakra propio y de la mente del enemigo. A Zess le encantaba la idea de jugar con sus oponentes con solo el uso de su mente. Y con su cuerpo cansado, agotado, y extralimitado, intentaría apoderarse de la habilidad de ejecutar genjutsus. Eso, ayudaría de paso a que su doujutsu se viera de nuevo en su rostro. Entrenando cuerpo, mente y su habilidad sanguínea al mismo tiempo y con un solo propósito. Y el entrenamiento del Sayatoro empezaba cuando su cuerpo no pudiera más. Cuando ello obligara a la mente a desgastarse.
Aquello ocurrió, al cuarto día de viaje. Apenas creía que había cruzado poco más de la mitad del país del viento, y que faltaban por lo menos tres días más para cruzar el gran desierto, y ya su pesado cuerpo parecía no resistir dar un paso más. Observo a lo lejos, con dificultad pese al incesante sol, la suma aproximada de 6 aves de color blanco, rodeando en círculos con su aletear una zona lejana. Zess pudo saber con ello que las aves rodeaban algo en tierra, y su color hacía notar que no eran aves carroñeras, de esas que profanan cuerpos sin vida de seres vivientes con el solo propósito de saciar su hambre con su mal oliente carne; eran aves normales, así que probablemente había un campamento allí, plantas quizá, o una especie de oasis. Agua en donde podían refrescarse. El Sayatoro camino hasta allí sin ningún entusiasmo aparente, pues aunque su olfato le hacía saber que eso era tan real como el dolor que invadía todo su cuerpo. Y más aun así, se acercó sin entusiasmo y a pasos lentos y cansados…. Había visto algo similar varias veces antes, y todo había resultado en una seria de crueles espejismos. Hace tan solo horas había visto en frente de sus ojos una gran mesa de madera llena de comida, toda ella preparada como si fuese especialmente hecha para él; pues allí estaban sus platos favoritos. Y, luego de llegar y tomar el primer trozo de carne de ciervo, vio de lo realmente se trataba… una gran roca a medio enterrar en cuya base parecía vivir una especie de colonia de escorpiones. Pero luego de caminar los 6 metros necesarios para toparse con el lugar vio un oasis de no más de 6 metros de diámetro, en donde se refrescaban un total de 14 aves blancas. Lo contemplo, y se hacerlo tanto como para inclinarse en la orilla o tomar agua en sus manos, agua que utilizo para lavar su rostro. La primera prueba fue superada… no se trataba de otro cruel espejismo y al fin había hallado una lugar en donde pudiera refrescarse. Sonrió, se levantó, dio un paso a otras y un salto grande hacia adelante, lanzándose de esa forma al delicioso oasis. Fue entonces cuando recordó no haberse sentido tan bien desde que asesino a toda su familia.
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Re: Las Artes Ilusorias [Zess]
Qué bien se siente… pensó Zess, flotando de espaldas sobre el pequeño oasis. Sus ojos contemplaban con dificultad el azul del cielo pese a la difícil presencia del brillante sol iluminando todo el desierto del país del viento. Llevaba varios días de caminata, su agua se había acabado hace horas y su cuerpo, calculaba el Sayatoro, no resistiría más de algunos kilómetros de caminata. Suerte para el que ahora se refrescaba, aunque sabía que eso, no duraría demasiado. Aquel baño y un poco de agua difícilmente devolverían las fuerzas a Zess, quien lo sabía muy bien y se preocupaba simplemente para que su mente se despejara un poco y esta sí, retomara su estado natural, pues le preocupaba seguir con esa serie de espejismos que había sufrido hace tan solo horas. Eran... Pensó, esta vez con los ojos cerrados. …tan reales. ¿Y cómo no serlo?. Aquellos espejismos eran comunes en tan gigantesco desierto, en donde abundaba la escases de alimento, agua, y vida, y a la vez tan reales en mentes fatigadas que el Sayatoro no pudo dejar de pensar en lo fantásticos que eran. Si, fantásticos… había sido víctima de ellos y aun asi estaba tan fascinado con lo que habían causado, y lo que habían provocado que no podía dejar de pensar en ellos y en consecuencia, de algo de lo que conocía muy bien…. Genjutsus.
Todo regresa a lo mismo; los incesantes estudios de Zess sobre sus habilidades innatas como shinobi, y no como un campesino de una tribu ya extinta. Era un Uchiha, y según sabia el fuerte de este clan, el suyo, eran las artes ilusorias, el genjutsu. Sabía todo lo que se podía saber sobre ellos, como hacerlos, como evitarlos, como manejarlos y desde luego, como manipularlos. Eso… en la teoría, pues en la práctica jamás había intentado realizar uno. Y allí, en ese mismo oasis sobre el cual flotaba descansando su agotado cuerpo pensaba también en su más grande problema…. Como activar el Sharingan. Lo había hecho una vez, involuntariamente, y no lograba recordar cómo hacerlo de nuevo. Aquella vez su vida estaba en peligro de muerte y su cuerpo agotado; exactamente como lo estaba ahora. Movió sus brazos nadando así hasta la orilla del oasis, salió y sin decir o hacer nada se sentó cruzando sus piernas y junto cada una de las yemas de sus dedos de la mano derecha con las de la izquierda. Posición de meditación. Y eso fue lo que hizo a continuación… intento no pensar en nada salvo la expansión de su ki (Chakra). Sus niveles de energía estaban considerablemente abajo, así que le costó un poco de trabajo la tarea de la expansión teniendo en cuenta su cansancio y claro, el hecho de que tuviera que concentrarse en esas condiciones. Pero luego de varios minutos lo consiguió, y expandió tanto su ki como pudo.
Todos los Genjutsus se desarrollan de la misma forma. La malformación de la circulación e chakra del enemigo, especialmente en la zona cerebral, en donde la técnica ilusoria toma efecto. Y ciertamente era difícil practicar sin alguien a quien introducir dentro de un genjutsu, sin contar que Zess no recordaba ninguno de los que había leído. Tal vez es por eso que lee un pergamino una y otra y otra vez… para memorizar todo con facilidad. Lamentablemente no lo había hecho asi con el pergamino que ilustraba los diferentes tipos de genjutsus. Así que opto por algo nuevo… algo de su invención, esperaba inventar su Propio genjutsu. Paso entonces las siguientes dos horas en aquella posición en práctica de su expansión de chakra y sellos de manos, además de la concentración natural para la correcta realización de cualquier técnica ilusoria. Aquellos espejismos que había sufrido le inspiraban a seguir, aquel arte le fascinaba; supo con el pasar de cada minuto él porque era portador de la sangre Uchiha, pues veía mejoría a cada segundo. Había nacido para ejecutar Genjutsus. Pero no era de acero, y pronto volvió el cansancio mental a invadirlo por completo. Se estiro un poco y resulto acostado, con los brazos extendidos noto que ya era el atardecer, así lo anunciaba el naranja del cielo. Pero paso allí tan solo segundos, pues retomo la anterior posición de inmediato, con el propósito de continuar con su entrenamiento sin que importara su extremo cansancio. Una hora más en ese proceso, y el Sayatoro sentido luego que no podía hacerlo más… que el límite de su chakra estaba cerca; y si llegaba a su límite, tenía la posibilidad de morir de cansancio. Pero no se dio por vencido, era terco en esas cosas… y no descansaría hasta sentir con cada fibra de su cuerpo que lo había conseguido. Algunos minutos más pasaron, hasta que el cansancio se convirtió en dolor… no había un solo centímetro de su cuerpo que no le provocara aquel incesante sentimiento de abandonar su entrenamiento. Se vio obligado a suspirar con fuerza, como si hubiese contenido l respiración por mucho tiempo, abrió sus ojos e interrumpió su posición hasta ahora inmóvil. Y lo vio de nuevo…. Vio todo lo que le rodeaba con una lentitud particular, con una perspectiva única… tenía el sharingan activado. Su entrenamiento de Genjutsu terminaba aquí.
Todo regresa a lo mismo; los incesantes estudios de Zess sobre sus habilidades innatas como shinobi, y no como un campesino de una tribu ya extinta. Era un Uchiha, y según sabia el fuerte de este clan, el suyo, eran las artes ilusorias, el genjutsu. Sabía todo lo que se podía saber sobre ellos, como hacerlos, como evitarlos, como manejarlos y desde luego, como manipularlos. Eso… en la teoría, pues en la práctica jamás había intentado realizar uno. Y allí, en ese mismo oasis sobre el cual flotaba descansando su agotado cuerpo pensaba también en su más grande problema…. Como activar el Sharingan. Lo había hecho una vez, involuntariamente, y no lograba recordar cómo hacerlo de nuevo. Aquella vez su vida estaba en peligro de muerte y su cuerpo agotado; exactamente como lo estaba ahora. Movió sus brazos nadando así hasta la orilla del oasis, salió y sin decir o hacer nada se sentó cruzando sus piernas y junto cada una de las yemas de sus dedos de la mano derecha con las de la izquierda. Posición de meditación. Y eso fue lo que hizo a continuación… intento no pensar en nada salvo la expansión de su ki (Chakra). Sus niveles de energía estaban considerablemente abajo, así que le costó un poco de trabajo la tarea de la expansión teniendo en cuenta su cansancio y claro, el hecho de que tuviera que concentrarse en esas condiciones. Pero luego de varios minutos lo consiguió, y expandió tanto su ki como pudo.
Todos los Genjutsus se desarrollan de la misma forma. La malformación de la circulación e chakra del enemigo, especialmente en la zona cerebral, en donde la técnica ilusoria toma efecto. Y ciertamente era difícil practicar sin alguien a quien introducir dentro de un genjutsu, sin contar que Zess no recordaba ninguno de los que había leído. Tal vez es por eso que lee un pergamino una y otra y otra vez… para memorizar todo con facilidad. Lamentablemente no lo había hecho asi con el pergamino que ilustraba los diferentes tipos de genjutsus. Así que opto por algo nuevo… algo de su invención, esperaba inventar su Propio genjutsu. Paso entonces las siguientes dos horas en aquella posición en práctica de su expansión de chakra y sellos de manos, además de la concentración natural para la correcta realización de cualquier técnica ilusoria. Aquellos espejismos que había sufrido le inspiraban a seguir, aquel arte le fascinaba; supo con el pasar de cada minuto él porque era portador de la sangre Uchiha, pues veía mejoría a cada segundo. Había nacido para ejecutar Genjutsus. Pero no era de acero, y pronto volvió el cansancio mental a invadirlo por completo. Se estiro un poco y resulto acostado, con los brazos extendidos noto que ya era el atardecer, así lo anunciaba el naranja del cielo. Pero paso allí tan solo segundos, pues retomo la anterior posición de inmediato, con el propósito de continuar con su entrenamiento sin que importara su extremo cansancio. Una hora más en ese proceso, y el Sayatoro sentido luego que no podía hacerlo más… que el límite de su chakra estaba cerca; y si llegaba a su límite, tenía la posibilidad de morir de cansancio. Pero no se dio por vencido, era terco en esas cosas… y no descansaría hasta sentir con cada fibra de su cuerpo que lo había conseguido. Algunos minutos más pasaron, hasta que el cansancio se convirtió en dolor… no había un solo centímetro de su cuerpo que no le provocara aquel incesante sentimiento de abandonar su entrenamiento. Se vio obligado a suspirar con fuerza, como si hubiese contenido l respiración por mucho tiempo, abrió sus ojos e interrumpió su posición hasta ahora inmóvil. Y lo vio de nuevo…. Vio todo lo que le rodeaba con una lentitud particular, con una perspectiva única… tenía el sharingan activado. Su entrenamiento de Genjutsu terminaba aquí.
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- Entrenados:
- Beso de la parca (死のス - Shinigami no kisu)
Descripción:
Es un tipo de sello simplemente diferente, teniendo la capacidad de suplantar cualquier marca de chakra del usuario; o simplemente una marca personal propia. Es solo un kanji de tinta, con la que se escriben los sellos explosivos u otro tipo de sellos incapaces de ser borrados. Cuando el usuario toca a alguien, hace que la tinta, en forma de kanjis se pegue al enemigo. Estas Kanji tiene la facultad de moverse en el cuerpo de quien es tocado a voluntad del usuario. Actúan como un sello cualquiera que el usuario desee sin la necesidad de escribirlo en el papel o hacerlo en el suelo. Con un simple toque el usuario puede pegar el kanji en el enemigo; este no se siente aunque si es pegado en una parte visible, sera descubierto.
El jutsu no tiene utilidad salvo por acciones abyectas, siendo solo una simple marca. El usuario tiene la habilidad de moverla a voluntad y asi mismo de ampliarla hasta 100 veces su tamaño original, haciendo que la marca sea claramente visible para cualquiera y perdiendo su agregado de oculto. Al activarse esta habilidad, con solo un sello de manos del usuario, el kanji crece a 100 veces su tamaño original (que no no sobrepasa los 3 centimetros). Esta "marca" no podra retirarse por ningun medio dado el origen de la tinta, nisiquiera por el usuario mismo.
ESPECIALIDAD EN GENJUTSU
Zess- Jounnin
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