Repertorio de Tareas

¿Pacifista? Así se le podría decir a la etapa en la que actualmente vivía ¿sí? Los seres humanos parecían tan repulsivos dándole nombres inútiles a las personas, ella no se consideraba una ella se consideraba un ser superior y tal vez ese era su enorme problema ahora. Observaba de manera detallada a los ciudadanos comunes y corrientes que avanzaban cansados de los trabajos por las calles de Kumogakure, la pálida azabache no hacia mueca alguna, miraba con desgano y solo se podían ver sus ojos al moverse de lado a lado y un poco de su cabello que se mesia con una leve brisa que revoloteando a su alrededor, empujaba estos haciéndolos danzar lentamente.

Nada podía llamarle la atención, ni un ser viviente u objeto hasta ahora, días después de la muerte de su madre adoptiva, quien era la única que quedaba con vida, Tobami no encontraba una diversión o alguien con quien entablar una conversación, hacia aproximadamente una semana que la kunoichi había perdido a su ultimo familiar y con este se había ido tal vez la razón, una semana sin hablar, siquiera con el vendedor de productos alimenticios quien todos los días dejaba el mismo paquete en la puerta de la kunoichi.
Pronto una silueta llama la atención de la jovencita de ojos lilas, Tobami alza la vista hacia un joven muchachito de rostro oculto quien avanzaba por las calles que ella vigilaba ¿Quién era él? La incertidumbre provoca que la chica se muerda su labio inferior con levedad y se ponga de pie, puesto que estaba en cuclillas sobre un tejado oculta a la vista de todo el mundo, el sonido que sus botas crearon al movimiento de esta, provoco que varias piedrillas muy pequeñas acompañadas de sutiles solturas de tierra y pintura de aquel tejado, cayeran con levedad sobre el asfalto, la silueta de la joven de largos cabellos parecía a verse desvanecido del lugar y para cuando quiso acordar esta iba detrás de la muchedumbre persiguiendo al pálido de desconocida identidad.

«Ese hombre… Ese olor…»
La extraña mente de la muchacha había empezado a reproducir un pensamiento nuevo en sus más pequeños recovecos. Tobami no era alguien que hiciera muchas amistades es más, apenas si hacia sociedad con el resto de las personas, y aquel chico le había llamado la atención en gran escala ¿Qué razón? Ninguna hasta el momento, ninguna que ella hubiera descubierto por su cuenta.
Camino varios minutos tras el paso de este, sin perderlo de vista ni un instante, había echo una especie de análisis de la situación y consiguiendo así borrar de su campo visual cualquier objeto que le interrumpiera el contacto con el shinobi en movimiento, pronto el viaje termino cuando ambos llegaron a las oficinas principales, aquellas que tenían como obligación entregar misiones a los ninjas de la villa, para que esta básicamente progresara.

«¿Misiones?» Se pregunto así misma mientras miraba detenidamente el edificio desde la calle de enfrente, cuando el chico ingreso en el edificio la morena le siguió pero pareció ser un acto muy veloz por parte de él o quizás ella se había detenido mentalmente mucho tiempo, pronto al ver que este sale ignorando a los presentes Tobami por falta de atención se choca con el de frente creando un sonido seco al golpe.

―Tsk… ― Por puro impulso la adolescente cierra sus ojos al ver que se golpeaba de lleno la frente, y cuando hubo espacio esta deslizo su mano hasta allí cubriéndose un instante abriendo ahora solo un ojo para ver con que se había topado.

Parecía a ver estado puesto allí por el destino propio, cosa en la cual ella no creía claro está, miro el rostro cubierto ahora más de cerca y tomo nuevamente el control de sus movimientos, la azabache abrió ambos ojos y parándose frente al chico se le quedo mirando sin decir nada.

«¿Me conoce?» Frunció el seño en forma y expresión de seriedad, notando que una nueva persona estaba presente en el lugar, la pálida miro detrás de quien se había golpeado de frente y vio la silueta de otra persona, quien parecía de más edad que ambos muchachos.

―Kunoichi… ¿de dónde me conoces? ― Ella nunca había solicitado una misión ni nada por el estilo, simplemente había sido demasiado ilógico todo lo transcurrido, ya desde un inicio lo era pues se había interesado en alguien que no llamaba la atención por nada en especial.
Por simple impulso, noto que había muy corta distancia que separara a ambos así que simplemente, se digno a dar dos pasos hacia atrás y luego de esta acción, corrió su visión hasta el informe que el chico tenía entre sus manos ¿sería ese el dato? No le fue muy complicado observar que en aquel expediente estaba su nombre y por sobre todo la información de una misión «debe ser un error yo jamás pedí misiones» pensó en el instante que noto su nombre en aquel papel color mate, luego de eso volvió a mirar al sujeto que estaba atrás, quien parecía ser de la villa al igual que ellos y se humedeció los labios cerrando los ojos con una leve sonrisa en el rostro.

―Deben a verse equivocado de persona, soy Tobami si… pero no se para que me estés buscando, además ni te conozco. ―Menciono arrogante la jovencita sin mirarle la cara al Aburame.

Observa detenidamente al joven, quien no parecía ir a responder y tras eso, como en una especie de flash, ella empieza a ver una escena poco lógica para cualquier persona, imaginaba el rostro del joven al descubierto y sin más remedio cuando este pronuncia su presentación Tobami reacciona nuevamente.

― Entiendo tengo una misión con… ― Cuando iba a terminar sus palabras, el tercer sujeto presente deja salir palabras interrumpiendo así las de la azabache. Ella tampoco le distinguí ¿Qué acaso todos en la villa traían el rostro oculto? Tal vez estaban en época de carnaval y ella aun no se había dado cuenta, bufo con sarcasmo escuchando al nuevo presente y se digno a mirarle con seriedad.

― ¿nos retas a pelear? ― Siempre se había defendido sola, por lo que un acto de tal grado para ella podría llegar a ser ofensivo y rápidamente reaccionaria ante la situación, la pálida no tenía miedo a nada y esa podría ser mas una desventaja que otra cosa, su postura volvió a la firme de siempre y se le quedo esperando respuesta, para su sorpresa el encapuchado Genin se expresa más rápido que ella y el otro sujeto, suponiendo así que este sería un supervisor. ¿Tan difícil seria la misión que necesitarían uno? Pero tampoco es que ella supiera algo de alguno de ellos dos así que solo se digno a guardar silencio un momento, pensando en una manera de saber más de aquello.

―Usted ¿Quién es? ―Consulto la pelilargo mientras observaba al supervisor, le miro detenidamente un instante como queriendo identificarlo pero fue en vano. ―No estoy de acuerdo con que le metan obligaciones a la gente… Tsk…
Ella no quería hacer misiones ni nada, tenia meses sin realizar una y notablemente la secretaria de la aldea lo había notado, era una chica problemática, eso decían, mucho más cuando se sabía que a su edad solamente era un Genin y mas sabiendo aun que era hija de padres extranjeros y civiles adoptivos. ¿Quién era Tobami? Solo los informes mas privados sabían de verdad su antiguo pasado.

―Los retos, existen en todas partes, señor. ―Musito cebil bajo mientras le observaba detenidamente ¿sería de aquí? Y fue entonces cuando el sujeto enmascarado se presento formalmente, un Jounin de Kumogakure simple.

Desvió la vista un instante al oír las palabras de quien se hacía llamar Kenner, Tobami perpleja observo la actitud de este y simplemente se le quedo mirando al oír cada palabra que él decía. Parecía… estar muy apurado, quería irse en cuanto antes, no parecía siquiera tener el equipaje correcto para la misión y recién acababan de conocerse, no sabían nada de ninguno, tampoco es que a ella eso le importara en realidad, pero… ¿y si quien decía llamarse Tobi era una mentira? ¿Una farsa para burlarse o tal vez sacarlos a ellos de la villa? Todo podría llegar a ser, después de todo ella le había seguido de forma muy extraña y repentina.
―Si a usted le hubieran encomendado guiarnos, entonces usted sabría todo sobre nosotros ¿o me equivoco Kenner? A no ser que este hombre sea una mentira ―

La desafiante kunoichi del clan Hyuga, mira con seriedad a ambos participantes de la conversación y al ver que pronto Kenner avanza con intenciones de retirarse, la chica suspira intrigada más aun y se da a seguirle el paso, iría aproximadamente unos dos metros detrás de el cuando de pronto escucha una especie de silbido muy extraño. No sabía de dónde provenía aquel, sin embargo la chica alzó la vista hacia el cielo y miro las blancas nubes que con lentitud avanzaban.

―¿escucharon eso? ―Tal vez sería su locura pero estaba más que segura que esos sonidos eran reales, pronto hiso paso más veloz y se acerco a la par de Kenner. ―¿Cuál es el tema de la misión?. ―No dijo más, siquiera miro el rostro desconocido del Aburame, mas sus intenciones ahora eran otras.

A todo instante, toda palabras que entrara en su campo auditivo sería importante para ella, Tobami escucho atenta lo que el Jounin decía, tenía un poco de coherencia y así mismo una parte de ella, una parte oscura meditaba entre sus pensamientos desconfiando completamente de ambos presentes.
―¿se refiere a que no debemos seguir todas las ordenes que nos den? Eso yo por mi parte ya lo sabía, a mí nadie me ordena nada. Si estoy aquí es por una obligación y además, yo nunca vine a hacer misiones… Yo solo llegue aquí por… ―Dudo enseguida, ni ella sabia el porqué de estar en ese lugar… parecía simple coincidencia, volteo la mirada de reojo hacia Kenner y guardo silencio porque no tenía más palabras para responder.

―Eso no justifica nada, mucha gente se hace pasar por otros, en este mundo no se sabe quién es bueno hasta que pasa lo contrario. ― Frunció el ceño mirando con mucha seriedad al sujeto enmascarado y tras eso movió su cabeza haciendo que su larga cola que colgaba por la parte trasera de su cuerpo, rosando sus caderas, se deslizo débilmente cortando el aire. A ella nadie le intimidaba y no respetaría con suma facilidad a aquel sujeto ni al Aburame claro está, ella era ella, así era libre y siempre seria de tal forma porque al no estar de acuerdo con el sistema, nunca se adaptaría al mismo.

«¿Algo muy simple?» ¿Qué era algo muy simple para él? La azabache se quedo pensativa, el sonido de hacia instantes, aquel que pareció una explosión pero como si fuera creada por un silbato le había llamado la atención, mas no le preocupo en lo absoluto ¿tendría eso que ver algo con la misión? Lo ignoro, pues no sabía si era real o mentira así que sin decir más nada, continuo caminando a la par del shinobi, cuando de pronto este explica algunos detalles más en aquella conversación.

―No, yo siempre estoy equipada, pero díganme ¿iremos muy lejos? –Alzo una ceja mirando a ambos tipos y tras eso solo suspiro, tomando una cantimplora que traía en un pequeño bolso colgado en su espalda, la chica bebió un poco de agua y varias gotas de esta cayeron sobre su chaqueta, chorreando por las partes metálicas de la misma hasta desaparecer en lo que conocemos como, simple vapor.
Quisiera o no ya estaba en el tema, no podría decir que no a la misión, después de todo ella era consciente de que aquello era su deber, guardo otra vez su cantimplora en el equipaje y para variar se sentó sobre un pequeño muro que dividía la aldea de la salida, cruzo sus piernas con cuidado y estando a la sombra, simplemente mantuvo un silencio absoluto observando a aquellos que le acompañarían en la “misión” cuyo objetivo desconocía aun.

No tenía nada para decir, solo se digno a guardar silencio y continuar con lo que debería que era aquella misión inesperada por su persona. La inquietud no le hacía efecto, nada le interesaba ciertamente y pronto otra vez, aquel sonido resuena en sus oídos, Tobami alza una ceja y mira el cielo mientras siente como su corazón se detiene por un instante, pronto perdió el oído para con el resto y cuando reacciono el supervisor ya había dicho de lo que se trataría la misión.

―Esto… Tsk… ―Cuando quiso acordar, sus dos compañeros ya habían avanzado el paso, la azabache pronto salto hacia abajo, bajando claramente del muro en el cual estaba sentada, empezando a caminar hacia la salida de la villa, había quedado aproximadamente un metro y medio detrás de ambos sujetos pero no fue esa una dificultad para salir, ya habían visto los guardias que ellos estaban acompañados. La Hyuga no dijo nada, solo paso por al lado de los guardias, atravesando las hermosas puertas de salida de la villa, hacía mucho tiempo que no salía de Kumogakure, así que al instante de atravesar las puertas vio su libertad y pronto imagino un mundo totalmente nuevo, claro está este solo estaba en su imaginación.

―Tobi-sama…― Expreso delicada manipulando la situación ahora, rápidamente avanzo hasta el Jounin de rostro oculto y camino a la par de este, él le sacaba un poco de altura así que no le miraba a la cara directamente y solo miraba el frente y por donde pisaba intentando tener una charla con él. ―No entendí bien el tema de la misión ―Mintió, no había escuchado nada de la misma pero tenía que disimular su enorme problema mental. ―Creo que esta debe ser una misión difícil ¿imagino? ―Sus palabras fueron interrumpidas cuando Kenner explico algo acerca de la isla Tortuga, la chica le miro repentinamente «el iba delante de ellos dos» y con una leve sonrisa que marcaba uno de los pósitos en su mejilla izquierda se sintió más informada ahora. ―No creo que el Raikage nos enviara con usted solo para supervisar una misión que esté a nuestro nivel –Ríe expresando una risita nerviosa-¿oh me estoy equivocando?

Continuo caminando hasta encontrar el camino rumbo a un pueblo costero, acompañada de aquellos dos semis desconocidos, la médica simplemente llevo sus manos a los bolsillos y caminaba levantando un poco de tierra por sus pisadas, hasta que por fin se detuvo en aquel pueblillo, cuyo abundaba de un aire con olor a salitre proveniente del mar, varios barcos y una multitud de personas caminaba por las calles, además alguna que otra tienda de comida y pronto el estomago de ella chillo, no había desayunado esa mañana y eran próxima pasadas las de almorzar.

La pelinegra miro al supervisor, quien parecía invitarlos a comer y con una sonrisa delicada de niña buena, ella sonrió mirándole alegremente. Sin embargo, tal parecía Kenner no estaba de acuerdo con aquel plan, ella tenía hambre, hacía varios días no comía bien y claramente uno no podría hacer una misión o algún trabajo, de la forma eficiente, con el estomago vacio.

―No entiendo cual es su problema… ―Explico con una expresión de seriedad en el rostro, refiriéndose a Kenner quien pronto siguió caminando, ella se le quedo mirando y luego cuando este hablo, escucho con claridad las palabras de él, vio la acción que este hiso y para continuar le ignoro completamente avanzando ahora hasta el restaurante de comidas de la costa. Un exquisito olor a pescado cocido, arroz, verduras y sopa salía desde el edificio, entraba por el olfato de la kunoichi y el estomago de ella nuevamente rugía con suavidad.

―Estoy segura que el Raikage sabe lo que hace, igual aún es temprano ¡a comer!
Se sentó en una barra que había en la entrada del lugar, no había muchas personas, solo dos shinobis que no parecían ser de Kumogakure y ella, sin contar claro que seguramente Tobi estaría para sentarse a su lado. En la parte donde se atendían a los clientes, una mujer anciana con el cabello recogido, elegante sonrisa llena de amabilidad, unas cuantas arrugas en el rostro, que delataban su mayoría de edad, y un delantal celeste muy limpio.

―Buenas tardes señorita ¿en qué puedo ayudarle? ―Consulto la anciana mientras que Tobami le miraba intrigada.
―Esto… Comida ―Aclaro ella con una sonrisa cerrando sus ojos sutilmente, la anciana sonrió y puso una rejilla sobre la mesa, cual repaso rápidamente.
―Esperare a ver que quiere mi acompañante –Dijo ella- ¿Tobi-sama? ―Tobami le miro de lado y luego pensó detenidamente en Kenner un instante ¿Por qué era tan amargado? ¿Tan falto de dinero estaba que quería terminar la misión a velocidad luz? La chica pensaba y formulaba varias preguntas en su cabeza, pero ninguna respuesta aun que ciertamente no le importaba mucho lo que Kenner hiciera de su vida, pero el encuentro entre ambos había sido tan extraño que eso le llamaba su atención.

―Quiero… Arroz, con carne de cerdo y verduras, ah y póngale un poco de salsa de soja, gracias! ―Ella ya sabía que pedir, la señora sonrió aceptando el pedido y tras eso miro al Jounin quien aun no decía nada. ―¿Para tomar? ―Consulto. ―Agua…
Pronto su estomago estaría satisfecho y listo para seguir con la misión.

El almuerzo pronto llego, pero el supervisor aun no había pedido nada, este se acerco a los dos shinobis que estaban en el lado contrario de la barra y se puso a hablar con los mismos, la azabache miro de reojos la situación mostrando una actitud inocente e ingenua, sin embargo, mentalmente estaba atenta a todo lo que pasaba a su alrededor y pensaba bien lo que tendría que poder hacer.
El plato fue colocado frente a ella, y sin poder escuchar bien lo que los dos shinobis de desconocida identidad para ella, se susurraban palabras hasta que Tobi hablo como si el fuera quien mandaba sobre aquel pueblo.

―¿Quiénes son ustedes y a que aldea pertenecen? Si no me equivoco son shinobis de alguna aldea ajena a Kumogakure…― Decía el mientras ella partía los palillos chinos que se le habían dado no hacía muchos segundos. La realidad era que a ella no le importaba mucho lo que hicieran esos dos sujetos, solo quería comer y continuar con el viaje que tenían por delante.
Al parecer Tobi no quería lo mismo que ella, Tobami giro delicadamente su cuerpo hacia donde estaban los tres sujetos conversando, cerró los ojos con lentitud y luego los abrió soltando un suave suspiro, ella era demasiado inteligente como para mostrar una actitud a la defensiva y como siempre hacia, mostraba su actitud ingenua ante todo el mundo y mucho mas ante todos los ninjas que habían llegado a conocerla, era extraño que se le hubiera asignado un equipo, puesto que Tobami había dado a entender toda su vida, que era una kunoichi inútil.
Muchas veces se había desaparecido por días a la vista de todo, entrenando duramente sus habilidades ninjas, volviéndose así mas poderosa de lo que se podía llegar a creer de una muchacha, mayor de edad que aun era Genin por desaprobar todas las pruebas realizadas, claramente en su historial figuraban una desena de exámenes hechos y todos desaprobados en la primera fase, básicamente cualquiera podría ser subestimada por todos, su delgado cuerpo ¿en qué le ayudaría? ¿Capacidades intelectuales? Se dudaba mucho que ella las tuviera, pues siempre tenía una actitud poco sobresaliente refiriéndose a calificaciones ¿su clan? Tampoco se sabía de que ella tuviera familiares en el ambiente ninja por lo que nunca había sido entrenada por miembros del clan Hyuga, pero lo que pocos sabían era que actualmente uno de los miembros de tal clan más importante, era ella.


«Estos tipos son muy estúpidos» Pensó ella para sí misma refiriéndose a los dos que no paraban de balbucear. Pronto el rubio al cual Tobi interrogaba, se limpio los labios con una servilleta y volteándose hacia el Jounin explico.

―Somos ninjas de otra aldea señor ¿no ve nuestras bandas? ―El sujeto se descubrió la banda que traia en la cintura y se la mostro a Tobi, era una banda desconocida para la kunoichi quien observa la escena desde la distancia, y así mismo se lleva un poco de aquel arroz a la boca intentando pasar desapercibida.
―No buscamos problemas, ni tampoco tenemos problemas con Kumogakure estamos aquí de paso. ―Eran patrañas y Tobami lo percibió, se rio burlona con una risa muy sarcástica provocando la atención del segundo sujeto quien aun no decía nada.
El ambiente se torno tenso, ella alzo una ceja sin dejar de comer y toma un sorbo de agua que había en el vaso junto a una botella en la mesa. Miro a la señora que estaba semi oculta detrás de una cortina en la cocina y sintió como se le ponía la piel de gallina, fue entonces que al mirar la mesa vio como un pequeño insecto intentaba pasar inadvertido, claramente Kenner estaba presente de alguna manera.

―¿y esta de que se ríe? ―Dijo el otro, pero Tobami continuo con una expresión seria mientras seguía comiendo sin decir ni contestar ante la pregunta que el joven pelirrojo hiso.