Templo De las Serpientes

No paso mucho tiempo para que llegara hasta el país del fuego. Un lugar que conocía muy bien, después de todo había nacido justo en aquel lugar que dividía al país del viento con el país del fuego. Sin embargo, evito pasar por el lugar en el que una vez estuvo ubicada la tribu Sayatoro, en la cual nació y creció el Uchiha. O bien, creció, dado que tiempo después se dio cuenta que la sangre Uchiha corría por sus venas y que por consiguiente pertenecía a una raza diferente. A una raza ninja en vez de una raza guerrera como la Sayatoro. Y aunque ambas tienen muchas y muy apreciadas coincidencias, pues el simple hecho de decir “shinobi” y “guerrero” es casi un silogismo, dado que pueden interpretarse como sinónimos, se tuvo que haber estado en ambas –como Zess- para notar las diferencias. Y una cosa es una cosa, y otra cosa es otra cosa…. Las diferencias, aunque pocas, eras claves. Así entonces, el Sayatoro Uchiha (combinando ambas razas, pues aunque fuera un ninja de nacimiento no podía desconocer las costumbres que se le inculcaron en la tribu) llego al interior del país del fuego. Durante el recorrido intento pensar en un lugar en donde pudiera empezar a buscar el templo de las serpientes, razón por la que había viajado. Lo único que se le vino a la mente fue un bosque, muy particular y reconocido por todos los países cercanos, cuyos peligros obligaban incluso a ninjas de muy alto nivel a retroceder y no atreverse a ingresar al lugar.

De hecho, tal vez el motivo por el que recordó ese lugar fue su mente viajo en el tiempo para recordar la primera vez que vio a una serpiente. Fue precisamente en ese lugar, solo que aquella serpiente tenía un tamaño simplemente irreal; media más de 16 metros de larga y su cuerpo un diámetro de tres. Zess recuerda, no haber visto algo más grande y aterrador nunca antes en su vida. Y el bosque de la muerte, como era reconocido por la comunidad ninja, era el lugar en la que la había visto. ¿Por qué habían serpientes tan grandes en ese lugar?, ¿sería aquello una pista para Zess, en la búsqueda del templo de las serpientes?. Probablemente era como se lo había dicho la reina de las serpientes, y simplemente estaba destinado a poseer el pacto. Pues incluso ella pareció creer que el Sayatoro tenía una especie de conexión con las serpientes. En fin… luego de ingresar al país del fuego y caminar por algunos minutos, encontrándose en el camino a varios ninjas de la aldea de la hoja aunque aún sin cruzar palabras con ellos, el Sayatoro se dirigió directamente al conocido bosque de la muerte. Y sin temor alguno, ingreso al lugar. Normalmente, si se conoce, cada bosque tiene partes específicas, divididas estas en árboles, lagos, lagunas, pantanos, campos abiertos, maleza, etc. A Zess le interesaba llegar al pantano, que era donde las serpientes, en caso de haber en el bosque –y las había- se resguardarían. Pensó que lo más probable a su vez, es que el lugar que encontraba, dotado de vegetación exótica y lagunas sin forma se encontraba en el centro del bosque.

Apurado, como había llegado al país del fuego, continúo su camino por el bosque de la muerte, trasportándose gracias a rápidos saltos en las ramas de los árboles, saltando de uno a otro a cuanta velocidad pudiera. Sus pensamientos eran su única compañía, pero ellos no lo desconcentraban de su objetivo principal, estando atento a los lugares que cruzaba, a las cosas que veía y la posibilidad de un ataque animal. Tal vez por eso, se dio cuenta con facilidad, que al parecer, caminaba en círculos. ¿De nuevo? se pregunto a sí mismo, la tercera vez que parecía haber pasado por un mismo paraje. Acaso, ¿caminaba en círculos?. - Demonios, ¿Cómo es posible que me haya perdido? -. La situación le obligo a detenerse. Suspiro profundamente, cerro sus ojos e intento pensar para ubicarse y encontrar el lugar en el que perdió su rumbo. Pero aquella posición de concentración le produjo un cosquilleo que conocía bien. A menos que... empezó a decir, desconfiando de su tesis anterior. Hizo con ambas manos un único sello y abrió sus ojos con brusquedad. - ¡Kai! -El Sharingan de tres aspas se vio de inmediato en sus ojos y vio al fin, la realidad. Era un genjutsu, y uno que conocía muy bien; la famosa ilusión de la desorientación. Obligando al afectado a caminar en círculos. Una buena idea si se utiliza en un ambiente como el del bosque de la muerte. Pero habiendo disipado el Genjutsu y teniendo ya el Sharingan activado pudo ver la realidad, y contemplar al fondo una extraña cueva con el símbolo de una serpiente. ¡Tenía que ser allí!.

Así las cosas, el Sayatoro ingreso en el lugar luego de encenderse a sí mismo en forma de antorcha usando para ello un jutsu katon. En numerables ocasiones varias serpientes amenazaron su integridad en un intento por morderlo o envenenarlo, pero gracias a su sharingan y al hecho de estar rodeado por chakra katon les impidió aquello a los interactivos animales. Al fondo de la cueva, cuando al fin pudo llegar, a una habitación sin duda peculiar. Poseía en la pared más amplia una serpiente de tres cabezas tallada en piedra y que pareciese con solo verse, que las serpientes saldrían a atacar en cualquier momento. En frente, un pequeño altar con dos serpientes más pequeñas talladas también en piedra que parecían sostener algo que no estaba allí. Al lado izquierdo, cuatro pilares con una inscripción que Zess prefirió leer en voz alta para retener mejor la información. - Natsu Yotsuki Shinobi de Kumogakure –