En mi hábitat

por **Shizuo** Jue Feb 14, 2013 1:00 am

Tres años hace ya de aquel día. Un nuevo Jounnin poblaba Kirigakure, un Jounnin que al final resultó ser mejor de lo que él creía, teniendo que cargar con el agraciado peso de las personas en las que más confiaba. Aquel Shizuo era alguien muy diferente a mi yo actual; más atrevido, menos pensativo y más impulsivo... pero sin duda alguna ya se le veían resquicios de lo que hoy ha llegado a ser el nuevo Mizukage. Nos situamos un día de Invierno, donde las águilas volaban más alto que nunca.

-Desde que me he hecho Jounnin viajo más que otra cosa...- mencionaba mientras subía por la Montaña más fría que jamás pude echarme en cara. Sin duda aquel era un hábitat en el que me sentía a gusto, pues como buen Yuki la nieve siempre me venía que ni pintada, pero aquel día quizás prefería la habitual niebla con la que solía rodearme los demás días del año. Suspiré mientras subía, observando al pico más alto de aquel lugar.

por **Shizuo** Jue Feb 14, 2013 1:14 am

¿Qué hacía allí? puede preguntarse cualquiera que me escuche. Pero la respuesta era bien simple, tenía una misión que realizar. Se había detectado, en lo alto de aquella brusca montaña, la residencia de un shinobi renegado de Kirigakure. Al parecer creyó que fundar una organización criminal podía prevalecer sobre ser parte de un colectivo como la niebla, pero el Kage de aquel entonces le dejó bien claro que aquello no era del todo así.

Subía a paso firme, con el Mishingan activado para poder observar alrededor, pues no tenía ni idea de donde se podría encontrar el susodicho shinobi. No le mataría a no ser que no me quedara más remedio, pues no era partidario a hacerlo pudiendo encerrarlo. Pobre de mí, que aún creía en la justicia ciudadana. Tras caminar durante un buen rato, noté un chakra bastante poderoso a menos de un kilómetro de distancia. Sin duda debía ser él ¿quién sino iba a estar en un lugar como aquel? corrí hacia el chakra a toda velocidad, pues no quería perder más el tiempo.

por **Shizuo** Jue Feb 14, 2013 1:22 am

Corrí y, cuando llegué al lugar, me quedé a una distancia prudente. Un shinobi de unos treinta años entrenaba junto a lo que me pareció ser un halcón. Me quedé estupefacto, pues nunca había visto un pájaro de aquel tamaño e inteligencia... y cuando lo escuché hablar aún menos. -Habrá que tener cuidado.- pensaba antes de atacar. No recuerdo demasiado como fue el combate de después, sólo se que la nieve del ambiente me ayudó muchísimo, y que, aunque aquel halcón y otros más que invocó el shinobi me dieron la lata, terminé venciendo.

Lastimosamente debí asesinarlo, pues sino hubiera significado mi muerte segura. Una vez lo hice, sin embargo, su cuerpo dejó algo que me llamó muchísimo la atención... un pergamino. Lo observé bien, pues no quería llevarme un susto en el que salieran disparadas cientos de armas hacia mi... y en cuanto me aseguré que era seguro, leí sus letras: Taka.

por **Shizuo** Jue Feb 14, 2013 1:27 am

Águila. El animal que no paraba de invocar mi rival durante todo el combate... ¿podría ser que fuera el pergamino de invocación? aunque lo dudé bastante, decidí abrirlo. Al hacerlo vi unas diez firmas hechas con propia sangre. Algunas frescas y otras realmente antiguas. -¿Qué pasará si...?-me preguntaba mientras ya mordía mi dedo para poner mi nombre. Finalmente lo hice, dejándolo estampado en uno de los sitios que quedó libre.

Shizuo Yuki

En cuanto estampé mi firma una nube de humo apareció a mi lado, dándome un susto monumental, y de esta salió una gran águila. -Eh tú, el nuevo. ¿Te echo una mano?- me preguntó el gran aguilucho de pelaje marrón, dejándome estupefacto. -Eh... pues sí. ¿Quién eres?-pregunté antes que nada. -Soy Kyotaka, uno de los halcones que puedes invocar al ser firmante del pacto.- me explicó, y tras eso una explicación bastante práctica en la que, no se ni cómo ni por qué, terminé subido a lomos de Kyotaka.

por **Shizuo** Jue Feb 14, 2013 1:32 am

Aquel fue el día del principio de mi amistad con los halcones. Hasta el día de hoy me han ayudado muchísimo, sin embargo no fue todo tan fácil como la adquisición del pergamino. Aunque Kyotaka se dejó domar de manera relativamente fácil, cuando invoqué por primera vez a Reiki me quise morir. Aquel gran halcón raiton no se dejaba controlar por ningún lugar, pues según decía "era un rayo libre que no quería órdenes"... menos mal que tras invocarlo en un par de combates acabó por llevarse bien conmigo.

Pero sin duda, lo más difícil ha sido no hace mucho... hace como unas dos semanas invoqué por primera vez al halcón el cual estoy más orgulloso de dominar: Al ángel de nieve Yukoi, como a mi me gusta llamarle. Aún no lo he utilizado en ningún combate (y espero que pase bastante tiempo para que deba hacerlo) y sin embargo tengo unas ganas enormes de hacerlo, pues pocos como él se logran ver a lo largo de la vida de un shinobi, y estoy seguro que me ayudará en mi labor de Mizukage en el aldea.

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